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Diario Digital Amazónico, desde 13 julio 2017

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Opinión: Yunda busca amarrar los contratos del metro

(4 Pelagatos, Boletín del domingo) Yunda busca amarrar los contratos del metro
O lo hace él o se va de la Alcaldía dejando bombas para el alcalde que lo reemplace, si este miércoles la Corte Constitucional se pronuncia en su contra. En todo caso, los concejales y miembros del directorio de la Empresa del Metro recibieron la madrugada de ayer, sábado 25 de septiembre, una convocatoria de Jorge Yunda para una sesión de Directorio para el martes 28. En ella, se deberán aprobar el modelo de gestión para la operación del metro y el sistema de transporte integrado de Quito. Hay concejales indignados. No solo por la hora a la que recibieron la convocatoria, (ilegal dicen porque no se cumplen los dos días hábiles) sino que la recibieron con un modelo de gestión diferente al aprobado hace más de dos meses.
En este sistema, la empresa del Metro podrá contratar directamente y de forma individual empresas para que se hagan cargo de los 14 contratos del proyecto. En el modelo aprobado, una empresa internacional de amplia trayectoria debía hacer los contratos para evitar tanta segmentación y la posibilidad de contratar según intereses particulares. Los miembros del directorio tienen tres días para estudiar un proyecto de casi 120 páginas.
Misiles y billetes en caso de Baby Yunda
En las investigaciones de la Fiscalía por presunto peculado, en el que está implicado Sebastián Yunda, hijo del alcalde removido, (dentro del escándalo de los chats) hay sorpresas. Una de las mayores es la que se encontró en un allanamiento a unos departamentos en Quito de propiedad del implicado Yinglong Wang: tres misiles antitanques y 300 billetes de 20 dólares. Yinglong es el contacto, de nacionalidad china, con el que Yunda hijo coordina y gestiona negocios en sus chats. Por ejemplo, la compra de cámaras de seguridad por cerca de un millón y medio de dólares. Yinglong dijo sobre esos misiles que eran de adorno y, sobre los billetes, que eran impresiones que había hecho para los estudios de colegio de un hijo suyo.
Yinglong contrató como abogado a Antonio Gagliardo, el fiscal del Guayas durante el gobierno de Correa que archivó el caso de Chuky Seven relacionado con el juicio al diario El Universo. Mañana lunes el hijo de Yunda deberá presentarse ante la Unidad Penal de Iñaquito. La Fiscalía sabe que Yunda está en Bolivia mientras que el otro implicado, su tío César Yunda Pancho, está en México. Si entra en vigencia la prisión y no se presentan, se pedirá a la Interpol que los detenga. 
Juicio político para el Cpccs
El asambleísta Ricardo Vanegas de Pachakutik tiene listo el expediente para pedir a la Comisión de Fiscalización el inicio de un juicio político en contra de los siete miembros del Cpccs: Sofía Almeida (presidenta), Juan Javier Dávalos, Ibeth Estupiñán, David Rosero, María Fernanda Rivadeneira, Hernán Ulloa y Francisco Bravo. Vanegas quiere enjuiciarlos por tres motivos: la elección de Pablo Ramiro Iglesias como Superintendente de Ordenamiento Territorial, Uso y Gestión del Suelo; la designación de César Córdova, como Defensor del Pueblo, y la remoción del cargo de Fausto Murillo Fierro, vocal del Consejo de la Judicatura. En los tres casos, dice él, se violentaron las normas.
Su iniciativa no coincide con la de otros legisladores que creen que el juicio debe ser solo a los miembros de la mayoría: Almeida, Dávalos, Estupiñan y Rosero por la elección del Defensor del Pueblo sin ninguna consideración legal. La minoría del Cpccs ha denunciado que esa mayoría responde a un acuerdo entre el Partido Social Cristiano, MPD y correísmo, y tiene montado el operativo, que incluye un reglamento ad-hoc, para elegir a dedo al próximo contralor.  
Sonorama y Canal1 no han sido vendidos, pero…
Marcel Rivas y su hijo Mauricio niegan las versiones según las cuales Canal1 y Radio Sonorama fueron vendidos al correísmo. Marcel Rivas sostiene que esas empresas siguen en sus manos, pero que él llegó a un acuerdo de coproducción. En el caso del Canal1, con Alfredo «Che» Vera (quien trabajó con él 14 años en Gamavisión) y de Enrique Arosemena, quien es parte de la productora de Vera.
Los dos estuvieron vinculados al gobierno de Rafael Correa como productor, en el caso del Vera, y de funcionario, en el caso de Arosemena. Vera fue productor de TC Televisión en la época en que los hermanos Vinicio y Fernando Alvarado manejaban ese canal incautado; Arosemena fue gerente de la Radio y Televisión Pública y luego secretario de la Administración Pública.
No obstante, Marcel Rivas asegura que la línea editorial de esos medios no cambiará. Una aseveración difícil de asumir cuando se sabe que Fabricio Vela está a cargo en Sonorama del noticiero de la mañana de 06h00 a 09h00: reemplazó a Wilson Moposita.
Y el Fantasma sigue tan campante…  
¿Qué hace el Ministerio de Telecomunicaciones a cargo de Vianna Maino y Arcotel sobre las cuatro frecuencias entregadas irregularmente al Fantasma a última hora en el gobierno de Lenín Moreno y cuyo traspaso culminó en este gobierno? La respuesta es la misma: siguen investigando las supuestas anomalías y Arcotel revisa los procedimientos y si no fueron legales se harán los correctivos o se anulará el proceso de entrega… La misma retahíla. ¿Nada están pensando hacer sobre esta denuncia hecha por 4P y Fundamedios sobre el imperio mediático de Ángel González, conformado en forma ilegal durante el correísmo y el morenismo? Los imperios de Jorge Yunda y del grupo Andrade, que también figuran en un informe de la Contraloría, siguen imperturbables. El gobierno no solo tiene en este campo un problema político: hay grupos monopólicos que violentan el espíritu y la letra de la ley.
La reina que dejó a Almeida sin voz
La escena es absolutamente teatral y ocurrió durante la comparecencia esta semana de la mayoría del Cpccs ante la Comisión de Fiscalización, para que responda por las irregularidades en la designación de César Córdova como defensor del pueblo encargado. Los actores fueron Luis Almeida y Soledad Diab; los dos asambleístas del PSC. Aquí la grabación.
1:34: interviene Almeida. Habla de la redención humana, de la búsqueda del hombre perfecto, de injusticias, de mayorías y minorías, dueños y atrevidos. Finalmente habla de su sobrina, presidenta del Cpccs. De esa mujer “formada para hacerle bien al país”…
2:04. Interviene Soledad Diab desde Guayaquil. Dice que hablará lentamente para que todos comprendan. Cita el artículo 83 de la Constitución, numeral 7: “promover el bien común y anteponer el interés general al interés particular”. Y aterriza en un lazo familiar: Almeida fue a defender a su sobrina. No aporta nada al proceso de fiscalización. Ella rechaza esa actitud.
2:17. Fernando Villavicencio da la palabra a Almeida que no sabe, y lo dice, qué le pasó a su colega Diab. A las damas, dice hurgando en los lugares más comunes, no las agrede “ni con el pétalo de una rosa”. Y recuerda, para desmerecerla, que la conoció cuando ella fue reina y luego cuando andaba en el gobierno de Bucaram. Le dice que “siempre hay que medir las cosas”…
2:23. Vuelve Soledad Diab. Habla lento, para que no haya duda de lo que dice. Y como su coideario le dijo que él es Luis Almeida, ella, repitiendo su nombre mientras balancea la cabeza, en un claro gesto mordaz, le repite lo que ya le dijo: que fue a defender a su familiar y que no ha aportado nada.
La asambleísta, que Almeida quiso desmerecer, sí ha leído la Constitución. Y le dijo, en otros términos, que la Asamblea nada tiene que ver con la pobre idea de telenovela que demostró tener Almeida.

José Hernández¿Es usted hoy un político contraproducente?Abogado Nebot,

Ya no dirimente, pero sí determinante en la política ecuatoriana: así lo considera hoy Carlos Vera. Se lo acaba de decir en la entrevista que le hizo este jueves 23. ¿Determinante y también contraproducente? Es uno de los riesgos de todos aquellos que se dan por tarea ser guardián de la ortodoxia. No ayuda creerse referente del éxito en política y pensar que no es presidente porque no quiso ser candidato. Usted sabe que las cifras no le han alcanzado para lanzarse desde hace 25 años. Su perfil se embarulla cuando usted habla de los políticos como si no lo fuera, y se pone por fuera de sus maniobras cuando usted es una expresión del más rancio statu quo político del país. 
Su bronca con Guillermo Lasso no es conceptual. No solamente. Hay ingredientes políticos y humanos profundos e insoslayables; hay dinámicas de tutelaje e intentos de control ostensibles en su historia común. Por eso, en el análisis de si usted es hoy determinante pero también contraproducente en la política nacional, importa poco su relación personal con el actual presidente. Allá entre ustedes. Importa, en cambio, su posición y su actitud que trastornan la agenda que el país requiere para salir del inmovilismo que usted critica y que con tanto ahínco fomenta con sus acciones.
Usted ha sido coherente en su error estratégico. Usted quiso erigir el municipalismo en modelo administrativo nacional y trabajó con denuedo para dotar de recursos a los gobiernos locales en detrimento del Estado central. No se trataba de luchar contra el centralismo; una política pertinente siempre. Se trataba de recuperar los fondos de un Estado mortecino que le dejó de interesar y preocupar tras su derrota con Bucaram. De ahí usted nunca salió. Por eso hoy puede decir que el presidente tiene que pagar lo que el Estado -administrado por Correa y Moreno- debe a municipios, a universidades… las promesas que hizo con usted y también lo que debe al IESS. ¿De dónde sale la plata? Para responder, usted acaba de agregar una respuesta sorprendente, y citó a Angela Merkel: si aquel que aspira a gobernar, no sabe cómo se encuentra su país, no debe meterse. Ergo, quien se mete, que se fastidie.
Curiosa relación la suya con la realidad: usted la comprime, hace que calce en una máxima y la despacha. Tan curiosa como decir que ahora el gobierno quiere que el país pague la vacuna contra el coronavirus que es gratuita. Por supuesto que es gratuita, pero hubo que comprarlas. Y el costo hasta ahora bordea los 900 millones de dólares. Con la tercera dosis avecinará los 1500 millones de dólares. Curioso que esa situación (además del estado calamitoso que -usted admite- heredó el actual gobierno) no merezca de parte suya ser considerada como excepcional. Y que usted no conciba, como ocurrió con el terremoto de Manabí, que se establezca una contribución excepcional que paguen aquellos ciudadanos que más tienen. Usted entre ellos.
Pretender que estas contribuciones necesarias hacen parte de una fiebre impuestera es su derecho: pero usted no dice al país de dónde sacaría usted, en este momento, el dinero para pagar las vacunas (¡porque hay que pagarlas!), pagar a los municipios, a las universidades, cumplir las promesas de campaña (solo cita las suyas), pagar al IESS y un largo etcétera de cuentas atrasadas en las cuales poco tiene ver este gobierno. Pero, claro, usted dirá que ese es problema del gobierno y que si Lasso no encuentra ahora todo ese dinero junto, para qué se metió.
A veces, con el respeto debido, usted hace pensar en Leonidas Iza o el FUT: ellos exigen, sin despeinarse, que el gobierno siga subsidiando combustibles o rompa el acuerdo con el FMI. Como si bajo las alfombras de Carondelet hubiese billetes por montones. ¿Cómo puede usted decir, por ejemplo -y se lo dijo a Vera ante su sorpresa- que el presidente Lasso no debería haber visitado al presidente de México? Usted no ignora que lo hizo para apurar el ingreso del Ecuador a la Alianza del Pacífico. Y que para hacerlo, se requiere firmar primero un acuerdo comercial con México. Usted, que se dice pragmático, y que está dispuesto a reunirse hasta con el diablo, en el caso de Lasso cae en una ideologización extrema. ¿O es simplemente una maniobra más para desprestigiar a su antiguo amigo sin importar el costo que tengan sus posiciones para el país?
Un tema en su reflexión es importante: el tamaño del Estado. Se antoja irrebatible que no puede ser mayor al tamaño de la economía. Decirlo describe un problema, pero no diseña una solución. ¿Cuál es el tamaño de ese Estado en este momento en que salud, educación, seguridad, cuidado del medio ambiente y cárceles (son ejemplos) son prioritarios y requieren de mayor personal? Usted da una respuesta que más parece huida por puerta de emergencia: hay que cuidar a los servidores públicos y botar a los pipones. La obviedad no pide argumentos, pero reclama cifras para saber, con elementos de realidad, cuántos servidores públicos debe pagar el país, cuántos pipones hay, dónde están y cómo les paga un Estado quebrado para que se vayan a su casa. Porque el drama también es ese: no hay dinero para las urgencias ni para liquidar al personal innecesario que el correísmo ingresó por montones y que hoy goza de antigüedad y derechos.
Se habrá entendido: usted hace lo de siempre. Usted tiene un discurso políticamente correcto mientras se desentiende por completo de la realidad cruda que administran aquellos que osan echarse el país al hombro. Su actitud y la crítica que suscita no son nuevas, y usted lo sabe. Usted despacha su responsabilidad política con lemas y consignas. Y sigue creyendo que lo que hizo en Guayaquil, durante 19 años y con el piso firme que le dejó Febres Cordero, es transferible al Estado y es aplicable incluso a un gobierno que solo lleva cuatro meses en funciones.
Una afirmación suya deja turulato: decir que tuvo razón de defender la alianza con el correísmo, que el presidente Lasso deshizo a última hora. Decir que nadie rechaza votos para algo bueno. ¿Dice usted que el correísmo, que persiguió y asaltó al país, es hoy una congregación dedicada a hacer el bien? ¿Hacer el bien a cambio de qué, abogado? ¿De que una Comisión de la Verdad, teledirigida desde Bélgica, dijera que la Justicia los persiguió sin motivo? ¿Por puro odio como usted ahora también dice? ¿Hacer el bien persiguiendo a la fiscal General, Diana Salazar, y a los jueces, en particular a Daniella Camacho, que Correa citó entre aquellos que serían objeto de su venganza?
¿Qué es “hacer el bien”, abogado? ¿Tener una mayoría en la Asamblea así la ética y la moral hubieran sido borradas de la esfera pública institucional? ¿Pesa tan poco la ética en su visión que podía usted, como aliado de su amigo Lasso, pedirle que se instale en Carondelet sin posibilidad alguna de evocar siquiera esa palabra? 
No parece que tenga usted la razón en este punto. Tiene usted, en cambio, motivos de decepción personal porque se quedó sin influencia en el Ejecutivo y sin la presidencia de la Asamblea. Eso puede explicar su arremetida contra un gobierno que apenas se instala y busca, con errores y vacíos evidentes, sacar al país del inmovilismo. Cualquier ciudadano pensaría que cambiar el país es el fundamento de su responsabilidad política. Pero no: hoy escarba usted en cualquier texto y en cualquier frase buscando razones para alinear a su bloque con sus dogmas, en detrimento de las urgencias y las necesidades del país.
Usted vuelve, abogado, como el péndulo tras su ciclo de oscilación, al mismo punto: no a la sabiduría que evoca y que un país sin trabajo espera de usted. Vuelve a la tozudez del político que pretende controlarlo todo; ese político guardián del statu quo que dice rechazar y que, además de determinante, suscita la pregunta de si hoy no es contraproducente al proceso de acuerdos, sensatez y resultados que necesita el país.

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