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Cómo Noboa retuvo la presidencia tras lidiar con varias crisis en sus 17 meses de gobierno (y por qué ahora tendrá más poder)

Daniel Noboa
Pie de foto, Noboa ha logrado extender su mandato presidencial en Ecuador por cuatro años.
  • Autor, Gerardo Lissardy
  • Título del autor, BBC News Mundo

Daniel Noboa, el empresario y político que se convirtió en el presidente electo más joven de Ecuador, ha alcanzado un nuevo hito en su carrera política al ser reelecto para un nuevo mandato pese a varias crisis que debió enfrentar.

Con casi la totalidad de los votos escrutados, Noboa sumó casi 56% de los votos en el balotaje de este domingo que le permitirán continuar por cuatro años más en el cargo que asumió hace 17 meses.

La candidata opositora Luisa González, representante del partido izquierdista Revolución Ciudadana que lidera el expresidente Rafael Correa (2007-2017), obtuvo 44% de los sufragios y denunció un «fraude» en su contra, sin presentar pruebas.

En una región donde la reelección de presidentes ha pasado a ser rara, el triunfo de Noboa es llamativo porque Ecuador ha sufrido recientes episodios de violencia, dificultades económicas y escasez de electricidad.

«No son pocos los problemas que hay», dice la analista política ecuatoriana Caroline Dávila a BBC Mundo. «A pesar de todo eso, y teniendo muy pocos resultados efectivos en cuanto a la seguridad, este presidente sigue teniendo 40% de aprobación».

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La pregunta entonces es cómo Noboa logró a sus 37 años de edad esta nueva victoria que algunos expertos creen que reforzará su poder.

Ascenso y permanencia

Noboa ascendió de forma meteórica a la presidencia cuando su antecesor, Guillermo Lasso, recurrió a un mecanismo constitucional para disolver el Parlamento, que amenazaba con iniciarle un juicio político por presunta malversación de fondos, y llamó a elecciones anticipadas en octubre de 2023.

Tras un desempeño efectivo en los debates electorales, Noboa pasó de ser un asambleísta poco conocido a hacer historia como el presidente electo más joven de Ecuador, con 35 años, para finalizar el período que correspondía a Lasso.

Daniel Noboa habla con la banda presidencial en noviembre de 2023
Pie de foto, Noboa se convirtió en 2023 en el presidente electo más joven de la historia de Ecuador, con 35 años.

Con estudios terciarios en Estados Unidos que incluyen una maestría en gobernanza y comunicación política, y tercera generación de una familia de empresarios acaudalados de Guayaquil que amasó fortunas exportando bananas, Noboa logró así lo que su padre Álvaro intentó sin éxito en cinco postulaciones a la presidencia.

Ecuador vivía una grave crisis de violencia asociada al narcotráfico: la tasa de homicidios cada 100.000 habitantes pasó de menos de siete en 2019 a 46 en 2023, y crímenes como el asesinato de un candidato presidencial estremecían al país.

A poco de asumir el gobierno, y tras la irrupción de un grupo de delincuentes armados en un estudio de TV que transmitía en vivo en enero de 2024, Noboa comenzó a desplegar una audaz política de seguridad.

Sus medidas incluyeron declarar la existencia de un conflicto armado interno y ordenar a los militares que asumieran tareas de vigilancia en las calles y en cárceles dominadas por bandas de narcos.

Estas decisiones fueron confirmadas en una consulta popular y la tasa de homicidios en Ecuador se redujo siete puntos el año pasado, a casi 39 cada 100.000 personas.

Si bien el país aún tiene uno de los mayores registros de homicidios en la región, y al inicio de este año hubo un repunte de la violencia, los expertos creen que Noboa sacó rédito electoral de sus medidas radicales.

Los militares son una de las instituciones con mayor credibilidad en Ecuador», dice el analista político Santiago Cahuasquí a BBC Mundo. «Aunque las cifras siguen siendo muy parciales en cuanto a logros de seguridad, al parecer la gente percibe que la estrategia de militarización es positiva respecto a lo que había antes».

«Ha triunfado la continuidad de la guerra que declaró Noboa en 2024 muy en el ámbito narrativo», señala este docente de ciencia política en la Universidad Hemisferios, en Quito, y miembro del Observatorio de reformas políticas en América Latina.

¿Sin desgaste?

El presidente consiguió superar en estas elecciones el desgaste que pudo generarle el ejercicio del cargo, con un aumento de las muertes violentas en enero o diferentes polémicas que protagonizó.

Una de ellas fue la irrupción policial que autorizó hace un año en la embajada de México para arrestar a un exvicepresidente de Correa, Jorge Glas, que se refugió allí enfrentando una condena por corrupción.

El hecho provocó una crisis diplomática entre ambos países, pero a nivel doméstico la popularidad de Noboa seguía intacta y hasta subía algún punto.

Tampoco parece haber dañado demasiado la imagen del mandatario un enfrentamiento con su vicepresidenta, Verónica Abad, a la que evitó pasarle el poder para hacer campaña como establece la ley.

Seguidores de Noboa muestran una imagen suya en las calles
Pie de foto, Noboa ha logrado mantener una base importante de apoyo popular pese a los problemas que atraviesa Ecuador.

La estrategia de seguridad de Noboa también mostró sus riesgos en diciembre, cuando cuatro menores de edad que jugaban al fútbol en Guayaquil fueron detenidos por militares.

Sus cuerpos aparecieron luego carbonizados, con signos de torturas, y un juez envió a 16 militares a prisión preventiva en relación a este caso.

Distintos críticos de Noboa suelen tacharlo de autoritario por gobernar bajo el estado de excepción en diferentes lugares del país para aplicar sus políticas de seguridad, pero ninguno de esos señalamientos impidió su reelección.

«La gente dice: es alguien que toma decisiones, que no tiene miedo y alguien así podría enfrentar a las mafias», señala Ávila.

El expresidente Correa también era acusado de autoritarismo cuando gobernó enfrentado a sus opositores y medios de información, en un país que se polarizó ante su figura.

Luego de dejar el cargo, Correa fue condenado en ausencia por corrupción, algo que él atribuye a una persecución política en su contra, y actualmente vive en Bélgica.

Luisa González
Pie de foto, Luisa González, candidata del correísmo, fue vencida por segunda vez por Noboa en menos de dos años.

En el tiempo que lleva en el gobierno, Noboa afianzó su partido Acción Democrática Nacional (ADN) como alternativa a la izquierda de Correa y aprovechó la «ventaja enorme» de ser a la vez presidente y candidato para hacer proselitismo electoral, señala Cahuasquí.

A su juicio, eso fue evidente con la visita que Noboa realizó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en su residencia Mar-a-Lago (Florida) el 31 de marzo, a menos de dos semanas del balotaje.

Allegados a Noboa declararon que el mandatario solicitó ayuda a Trump para enfrentar la crisis de inseguridad que vive el país.

Unos días después, Noboa anunció una alianza estratégica con Erik Prince, líder de la empresa militar privada Blackwater y partidario de Trump, para la lucha contra el crimen en Ecuador, lo que fue visto por algunos como una operación de propaganda política.

Las dificultades económicas de Ecuador tampoco fueron óbice para la reelección de Noboa.

El país entró el año pasado en recesión, en medio de una crisis energética que provocó grandes apagones, y la tasa de pobreza aumentó dos puntos hasta 28% en diciembre.

Más poder

Si bien Noboa carecerá de mayorías parlamentarias propias, su grupo ADN tendrá una bancada ampliada de al menos 66 asambleístas en un total de 151.

«Eso significa que nuestras opiniones y nuestras resoluciones van a tener mucho más peso dentro del legislativo», dice Adrián Castro, asambleísta del partido de gobierno, a BBC Mundo.

Daniel Noboa
Pie de foto, Noboa puede consolidar su poder tras ser reelecto, según analistas.

Noboa ha señalado que uno de sus objetivos será promover una Asamblea Constituyente para reformar la actual Constitución que se aprobó en 2008, durante el mandato de Correa.

Cahuasquí cree que el gobierno podría además influir en la designación prevista de autoridades de 14 instituciones importantes del Estado, como la Fiscalía General, el Consejo Nacional Electoral o la Defensoría del Pueblo.

«El presidente de la República creo que va a jugar un papel relevante en lo que podría ser un proceso de concentración del poder», sostiene el analista.

El hombre que llamó la atención por su juventud al alcanzar la presidencia de Ecuador parece hoy más afirmado que nunca en el cargo.

(Vistazo) ¿Qué factores incidieron para que la balanza electoral se inclinara a favor de la candidatura de Daniel Noboa? Vistazo los analiza y propone cinco claves.

1. El peso real del voto vergonzante

Faltando 48 horas para las elecciones, Vistazo entrevistó al politólogo Paolo Moncagatta . Este experto es profesor de Ciencia Política y decano de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad San Francisco de Quito.

En el contexto de una investigación marco, sobre polarización en ciclos electorales, trabajó con encuestas, a cargo de Comunicaliza. A inicios de abril encontraron un 13,7 de encuestados que ya sabían por quién votar, pero preferían no decirlo. Al insistirles y repreguntarles, detectaron que el 58,7 por ciento votaría blanco o nulo. Pero, curiosamente, el 26,7 por ciento optaría por Daniel Noboa. Y el 14,6 por ciento, por Luisa González.

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«Es lo que encontramos. Los datos dicen eso. Es un proxy (aproximado) al voto vergonzante , que ya tenía decidido pero no se atrevía a decirlo».

Pero, ¿por qué alguien que pensaba votar por Daniel Noboa pudiera preferir no decirlo?

«En la USFQ tenemos los viernes un programa de formación política para jóvenes. Un chico de secundaria me hizo esta pregunta, yo me puse a pensar quién puede ser un votante de Noboa a quien le dé vergüenza. Un primer perfil que se me ocurrió es el de una persona que defiende los derechos humanos, está consciente del valor de los derechos humanos en una sociedad democrática, sabe que en el gobierno de ADN se han irrespetado varias veces, pero a pesar de eso tiene rechazo a la candidata correísta y decide irse con Noboa por ser el mal menor”, precisa el académico.

2. El rol de los indecisos y nulos frente a la emoción del miedo

Días antes del balotaje de 2025, el grupo de indecisos bordeaba entre el 14 y 18 por ciento , de acuerdo con varios sondeos no oficiales.

En cambio, el voto nulo en primera vuelta representó el 6,8 por ciento. Todo indica que la narrativa, según la cual la candidata de Revolución Ciudadana podría poner en riesgo a la dolarización, activó el miedo como emoción determinante para el voto. El mensaje de una ‘dolarización a la ecuatoriana’ que mencionó una militante del correísmo (la asambleísta Paola Cabezas) generó ansiedad entre los electores. Ecuador adoptó esta moneda en enero de 2000, como el epílogo de una crisis económica y financiera que comenzó a mediados de 1998.

Diversos estudios señalan que la dolarización es un factor cohesionante para la población ecuatoriana.

El anuncio de las medidas arancelarias por parte del gobierno de Donald Trump generó otra duda entre los electores: ¿cuál de las dos opciones tendría mayor apertura para negociar con el principal socio comercial de Ecuador?

Pero otro factor habría ocasionado el temor de los votantes, y la consecuente influencia masiva a las urnas para pronunciarse a favor de la tesis de Noboa. En una declaración pública, la candidata Luisa González mencionó que destinaría 72 millones de dólares para un programa de “gestores de paz” . Varios sectores cuestionaron que este anuncio equivalía a la intención de crear un cuerpo de civiles encargados de espionaje político y delación de opositores al régimen, al estilo de los regímenes autoritarios de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Su reconocimiento expreso de Maduro como gobernante de Venezuela, durante el debate, generó reacciones de rechazo.

A esto se suma la difusión de extractos de conversaciones, en el contexto del caso Ligados, que ponen en evidencia las intenciones del correísmo, por manipular la elección de autoridades de control.

“El voto de los ecuatorianos no es ideológico”, explicaba Paolo Moncagatta a Vistazo. “La emoción es un factor que sí motiva a votar”. En sus cifras, hacia la segunda vuelta estuvo en juego un 4 ó 5 por ciento de electores a convencer por parte de ambos candidatos.

Este segmento pudo haber sido más receptivo a los mensajes de los finalistas al balotaje, para decantarse en última instancia por una de las propuestas.

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3. Más gente fue a votar

El nueve de febrero se realizó la primera vuelta. Entonces, el 83,38 por ciento de electores participó en la jornada, en la que 16 binomios competían por el favor de los electores.

Durante el balotaje, el nivel de participación subió al 83,76 por ciento, según explicó la presidenta del CNE, Diana Atamaint.

“En los últimos 7 procesos electorales presidenciales, el porcentaje de participación supera el 80 por ciento y como ha sido una constante obvia, siempre el proceso de elección presidencial en segunda vuelta tiene un mayor índice”, advierte un estudio de los expertos Jorge Arroba y Santiago Izquierdo, para Vistazo.

En sus cifras, el porcentaje de participación ha variado desde el retorno a la vida democrática. En 1978 la participación fue inferior al 75 por ciento de presión. El punto más bajo fue en 1998, con menos del 65 por ciento de electores participantes en el proceso.

En los días previos al balotaje, por redes sociales se articuló un discurso que exhortaba a votar a quienes, por tener más de 65 años, no están obligados. Para ellos, es un acto facultativo y no obligatorio.

4. El decisivo voto de la tercera edad

De cada 100 votantes inscritos en el padrón electoral, 12 tienen 65 años o más, de acuerdo con el análisis etario del padrón a 2025, preparado por Jorge Arroba y Santiago Izquierdo.

Para ellos, el voto no es obligatorio, sino facultativo. La evidencia empírica indica que hubo una asistencia mayoritaria de este segmento a ejercer el voto.

Vistazo recorrió 10 recintos electorales durante la jornada de balotaje y recogió una docena de testimonios de personas mayores, que acudieron a ejercer su derecho al sufragio. «No voté en la primera vuelta por rechazo a la cantidad de participantes, pero esta vez había que salir a pronunciarse, para evitar que Ecuador se convierta en una reprisse de Venezuela. Ya nos costó lágrimas perder el sucre y adoptar el dólar hace 25 años, como para correr el riesgo de que nuestros nietos tengan monedas que pierdan valor de un día para el otro», explicaba Ximena, una economista de 70 años. Se había puesto su ropa más elegante. “Aquí estoy, de punto en blanco para defender la democracia”, explicaba.

Para algunos de los entrevistados, fue crucial el pronunciamiento del icónico periodista Alfonso Espinosa de los Monteros, quien hace poco se retiró de pantallas pero volvió a escena para pronunciarse a favor de la tendencia de Noboa por considerarla más democrática. “Tenemos que pensar en el país que heredaremos a don Alfonso”, ironizó una de las votantes de tercera edad, a quien entrevistó Vistazo.

5. El efecto disuasivo de la prohibición de fotos y el control electoral

Fue altamente polémico el anuncio de la autoridad electoral, sobre la medida que impide tomar fotografías del voto consignado en la papeleta. Sectores políticos cuestionaron que lesióna los derechos ciudadanos. En la práctica, generó en el imaginario ciudadano la impresión de que se trataba de un proceso controlado y regulado por la autoridad electoral.

En ese sentido abonó también el anuncio de que las dos organizaciones políticas reforzaban el control electoral en los recintos. Todo apuntaba en una dirección: la señal de control institucional, sumada al anuncio de la vigilancia y observación independiente, a carga de veedores internacionales.

Todo esto pudo haber incidido en los resultados del balotaje del 13 de abril. Más allá de que la candidata Luisa González anunció que no aceptaba el resultado, su coideario, el alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, emitió un anuncio en la red social X. En él, deja en claro que respeta la voluntad de los electores, expresada en urnas.

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