Felices y aliviados recibieron familiares a ecuatorianos que escaparon de Ucrania en segundo vuelo humanitario
Vladimir Imba viajó hace cuatro años, cuando tenía apenas 18, a Ucrania para aprender mecatrónica y a futuro poder regresar al Ecuador y trabajar con su padre, que es mecánico, en su taller. Le estaba yendo muy bien, manejaba el idioma perfectamente y ya tenía un trabajo en el cual recientemente le ascendieron. Sin embargo, la invasión de Rusia a ese país amenazó toda su estabilidad. “Yo le pedí que regresara: prefiero tenerte aquí que estamos en paz, que arriesgar tu vida, le dije”. Así lo relataba este sábado Raimundo Imba, su padre, minutos antes de que el joven llegara junto con otros 208 pasajeros en el segundo vuelo humanitario que los rescató de la zona de guerra de Ucrania.
Don Raimundo había llegado con su esposa, sus otros dos hijos y dos familiares más la mañana de este sábado. Estuvo esperando algunas horas bajo unas carpas que la Cancillería había dispuesto para acogerlos en el parqueadero de empleados de Quiport. Cerca de las 10:30 de este sábado un anuncio de funcionarios de la Cancillería generó aplausos y emoción de decenas de otros familiares que también habían llegado a recibir a sus seres queridos. “El avión con 209 pasajeros ya aterrizó en territorio ecuatoriano”.
Los familiares, entre ellos padres, primos, hermanos, sobrinos, empezaron a alistar sus carteles, globos, flores y más regalos para el pronto recibimiento. Debieron guardar la calma y esperar a que los funcionarios de Cancillería leyeran el nombre de su familiar para pasar en orden.
Vladimir llegó a ese sitio en un bus blanco luego de haber pasado varios filtros: migración, aduana y Ministerio de Salud. Estos últimos verificaban su estatus con respecto a las vacunas contra el COVID. Si la persona no estaba vacunada y quería hacerlo, se le inoculaba. En el caso de no querer la vacuna se le hacía una prueba de antígenos para conocer su estado. (El universo)