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Diario Digital Amazónico, desde 13 julio 2017

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Chile pierde otra vez de local y se hunde en las eliminatorias

(La tercera, Santiago).-Había que levantar la moral. Había que recuperar el espíritu. Había que cambiar la cara. La selección chilena volvió a competir, exhibió otra actitud, pero la historia se terminó como tantas veces sucedió: una derrota postrera y amarga. La Roja arrancó ganando pero cayó 2-1 ante una de las versiones más descafeinadas de Brasil. Pero es Brasil. Le das una y facturan. Unas Eliminatorias sencillamente desgraciadas.

Ricardo Gareca estaba en una situación más que incómoda, porque los resultados no han acompañado a su gestión. La olvidable derrota con Bolivia fue el disparador definitivo de las críticas. En ese sentido, el duelo ante la Canarinha era una prueba fundamental para hacer un viraje, desde lo futbolístico y también desde lo anímico. Además, Chile entró a la cancha sabiendo de los otros resultados, los que no ayudaban a los intereses locales, como la victoria de Bolivia sobre Colombia y el empate de Paraguay en Ecuador. Por ende, la obligación era mayor.

Gareca ensayó varias fórmulas en la previa, incluso con cinco en el fondo, sin embargo se decidió en retomar su base táctica madre (el 4-2-3-1), la que desechó de entrada ante los bolivianos en un afán de mayor presencia en ataque y terminó siendo un fiasco. Con Guillermo Maripán portando la jineta de capitán, haciendo dupla con Benjamín Kuscevic, quien se ganó un lugar fue Esteban Pavez, para acompañar a Rodrigo Echeverría en el medio. Para la salida, Diego Valdés asumió el lugar de creador, en vez de Carlos Palacios o Luciano Cabral.

Ni el más optimista de los forofos imaginó que los primeros minutos fuesen tan positivos. Un par de minutos y Chile abrió la cuenta con un gran gol de Eduardo Vargas, mediante un cabezazo tras un centro de Felipe Loyola. Un testazo bombeado, que pasó por sobre la resistencia del meta Ederson. ‘Turboman’, el único de esta nómina que supera las 100 presencias en la Selección, refrendó la confianza que le tiene Gareca como su 9 titular. Más allá del gol, la Roja era un equipo compacto y protagonista, ante un Brasil sorprendido.

La primera parte del encuentro mostró a una selección nacional con una diferencia radical respecto a lo mostrado en esa fatídica jornada ante Bolivia. Otra energía, otra confianza, siendo competitivo ante una potencia mundial, pese a que no atraviese su momento más luminoso. En los 13′, un remate de Darío Osorio se fue desviado por poco.

Paulatinamente, Chile fue perdiendo la pelota y se fue metiendo cada vez más atrás en su territorio. Vargas, la referencia de área, quedaba solo ante la dupla de centrales brasileños. En ese contexto, la participación de Savinho le daba algo de claridad y movilidad al ataque visitante. El jugador del Manchester City, cargado a la derecha (perfil cambiado), animó un frente a frente contra Thomas Galdames, a quien exigió de sobremanera. Cuando la Roja recuperaba el balón, la duración era breve, porque no había descarga disponible.

La polémica del 1-1

Antes del descanso, vino la secuencia más polémica del encuentro. Del reclamo por un posible penal de Lucas Paquetá a Valdés, al empate de la visita gracias a Igor Jesus. El hombre del América quedó tirado en el área brasileña, y la jugada continuó. Savinho le ganó la posición a Galdames (quien reclamaba una eventual falta), desbordo y mandó un centro que conectó el ariete de Botafogo, anticipando al capitán Maripán.

Una Selección que estaba compitiendo, con un intenso trabajo físico, recibió un golpe bajo con el empate del Scratch. La necesidad de un buen resultado alentaba, a priori, en que Gareca fuese más atrevido, lo que implicaba dejar espacios. Sin embargo, Chile mantuvo su postura de no regalarse en demasía. Los dos primeros cambios (los estrenos en el combinado adulto de Lucas Cepeda y Marcelo Morales) fueron posición por posición. Había que refrescar piernas y agitar el avispero.

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