¿Héroes o locos?: cómo ven los jóvenes japoneses a los kamikazes, los pilotos suicidas de la Segunda Guerra Mundial
- Redacción BBC Mundo
- El sobreviviente kamikaze Osamu Yamada con sus colegas, la mayoría de los cuales murieron estrellándose contra objetivos enemigos en la Segunda Guerra Mundial. (Foto: Osamu Yamada)
Durante la Segunda Guerra Mundial, miles de pilotos japoneses se ofrecieron voluntariamente para ser kamikaze: se suicidaban estrellando sus aviones contra objetivos enemigos en nombre de su emperador. Más de 70 años después, Mariko Oi de la BBC preguntó a los jóvenes de Japón qué significan para ellos estos hombres que alguna vez fueron venerados.
Irracional, heroico y estúpido: esto fue lo que dijeron tres jóvenes en Tokio cuando les pregunté sobre sus puntos de vista sobre el kamikaze.
«¿Heroico?», preguntó Shunpei, sobre la elección de palabra de su hermano menor Sho.
«¿No me había dado cuenta de que eras tan de derecha?».
Es difícil verificar las cifras, pero se cree que entre 3.000 a 4.000 pilotos japoneses estrellaron sus aviones a propósito contra un objetivo enemigo.
Se cree que solo el 10% de las misiones tuvieron éxito pero hundieron unas 50 naves de los aliados.
Pasaron décadas desde la guerra, pero las opiniones sobre los pilotos kamikaze siguen divididas, en parte porque su legado fue utilizado repetidamente como una herramienta política.
«Durante los siete años de la ocupación de las fuerzas aliadas en Japón, la reputación kamikaze fue una de las primeras cosas que se persiguió», explica el profesor MG Sheftall de la Universidad de Shizuoka, en el centro de Japón.
La táctica suicida fue retratada como una «locura».
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«Pero cuando los aliados se marcharon en 1952, los nacionalistas de derecha llevaron a cabo importantes esfuerzos multigeneracionales para recuperar el control del discurso dominante», dice.
«Incluso en los años setenta y ochenta, la gran mayoría de los japoneses pensaba que el kamikaze era algo vergonzoso, un crimen cometido por el Estado contra sus familiares», agrega.
«Pero en la década de 1990, los nacionalistas comenzaron a probar el terreno, viendo si podían salirse con la suya llamando héroes a los pilotos kamikaze. Al no recibir mucha resistencia, se volvieron más audaces».