(66 años) La historia de los misioneros estadounidenses asesinados por indígenas de Ecuador
Jim Elliot, Nate Saint, Ed McCully, Peter Fleming y Roger Youderian son los nombres de los cinco misioneros estadounidenses que fueron asesinados el 8 de enero de 1956 en Ecuador. La tribu de los huaorani (llamados despectivamente «auca», es decir «salvajes» o «enemigos» por los kichuas), a la cual habían ido a evangelizar, fue la responsable del crimen.
Su historia fue una noticia mundial que se difundió en los principales medios de comunicación. Incluso la revista ‘Life‘ cubrió el hecho con un fotorreportaje. Medio siglo después se estrenó una película ‘End of the Spear’, de producción estadounidense que recordó aquel trágico acontecimiento.
Evangelizar a los «salvajes»
La historia comenzó en septiembre de 1955 cuando Nate Saint logró divisar desde un avión un asentamiento huaorani en la selva ecuatoriana. Los misioneros decidieron ir a evangelizar a esa tribu que vivía aislada y era muy agresiva con cualquier visitante extranjero e incluso entre ellos.
Como reseñó el portal del Instituto Bíblico Strom «el 1 de octubre, los misioneros desarrollaron un plan para hacer contacto» que, al mismo tiempo, les permitiera demostrar que iban en paz y no a agredirlos. La iniciativa consistió en «volar sobre las aldeas y bajar regalos al pueblo». Además, mediante un sistema de altavoces decían: «Biti miti punimupa» lo que en idioma de los nativos significa «me gustas, quiero ser tu amigo».
Finalmente los huaorani respondieron atando un regalo a la línea de retorno: un tocado de plumas. Esa fue la señal para los misioneros de que podían establecerse en esos territorios.
Muerte en Palm Beach
A orillas del río Curaray los misioneros descubrieron un lugar óptimo para aterrizar e instalarse cerca de las comunidades indígenas. El día 3 de enero de 1956 establecieron un campamento al que llamaron Palm Beach. Desde allí gritaban frases amistosas tratando de que los huaorani se acerquen. Tres días después, tuvieron el primer contacto con un hombre y dos mujeres. Finalmente el 8 de enero un grupo más grande, solo de hombres, se acercó al lugar.
«Parece que estarán aquí para el servicio por la tarde. Ora por nosotros. ¡Este es el día! Te contactaremos en las siguientes cuatro horas y media», dijo Nate por radio de onda corta a su esposa Marj. El informe hacía referencia a un grupo de nativos que había sido divisado acercándose al campamento. Sin embargo el desenlace fue totalmente inesperado. El grupo de huaorani atacó con lanzas y asesinó a los cinco estadounidenses.
Un día después, ante la falta de contacto por radio, un avión sobrevoló la zona y divisó los cuerpos de las víctimas que fueron posteriormente recuperados.
Mincaye, uno de los agresores que años después se convirtió al cristianismo, relató que su grupo mató a los misioneros porque los ancianos de la tribu estaban furiosos. «No había que dejar que los extranjeros vengan a nuestro lugar», afirmó según cita el portal Noticia Cristiana.
Redención
El efecto que causó en EE.UU. la masacre produjo un aumento del financiamiento de las misiones evangelizadoras en todo el mundo. Particularmente la viuda de Jim Elliot, Elisabeth, y la hermana de Nate Saint, Rachel, regresaron a Ecuador como parte del Instituto Lingüístico de Verano.
Contra todo pronóstico lograron ingresar a la selva y establecer buena relación con distintas tribus de los huaorani. Muchos de ellos fueron evangelizados e hicieron campañas en EE.UU. mostrando su arrepentimiento por el crimen. Cuando Rachel murió en 1994, Steve, su sobrino e hijo de Nate, continuó la misión.
Al día de hoy los cinco misioneros asesinados son recordados como mártires por diversas comunidades protestantes de EE.UU. Además de la película antes mencionada se han publicado varios libros y cada año son recordados en la fecha de su muerte.(RT)